Estuvo al frente de la Liga Mexicana de Beisbol entre 1962 y 1981

Ciudad de México (lmb.com.mx / Leopoldo Ramírez Quezada) 3 de enero.- Cuando Antonio Ramírez Muro (Ciudad de México, 1927) llegó a la presidencia de la Liga Mexicana de Beisbol, en 1962, el circuito contaba con sólo seis equipos: Sultanes de Monterrey, Rojos del Águila de Veracruz, Diablos Rojos del México, Tigres Capitalinos, Pericos de Puebla y Petroleros de Roza Rica.

En 1979 y 1980 la LMB se expandió hasta estar integrada por veinte equipos, la máxima cantidad en la historia del circuito.

Gran parte del mérito recae en la figura del licenciado Antonio Ramírez Muro, quien además ostenta la mayor cantidad de años como presidente de la LMB con veinte.

Quienes estuvieron cerca de él afirman que era una persona enamorada del rey de los deportes, con don de mando, capacidad de convocatoria, habilidad para convencer y con un carácter muy amigable.

“Me puedo llenar la boca diciendo que él fue el mejor presidente en la historia de la Liga Mexicana de Beisbol —afirma Salvador Mejía, quien fuera asistente de Antonio Ramírez Muro durante diecinueve de los veinte años que fue presidente de la LMB—. Le dedicaba las veinticuatro horas del día al beisbol. Todos los presidentes y todos los gerentes de la Liga Mexicana lo admiraban porque era una persona cien por ciento dedicada al beisbol”.

“Entre los recuerdos más bonitos que guardo —asegura Salvador Mejía— están los diferentes viajes en los que acompañé al licenciado Ramírez Muro. En las convenciones de beisbol tuve la oportunidad de conocer Toronto, Nueva Orleans, Chicago y Nueva York”.

Antonio Ramírez Muro estudió Ciencias Sociales en la Universidad Tecnológica de México, en donde demostró su capacidad de liderazgo como manager del equipo de la Universidad.

Él provino de una familia beisbolera: su hermano Carlos Ramírez Muro jugó tres temporadas como parador en corto en la LMB, entre 1960 y 1962, con Tigres y Poza Rica, y posteriormente fue buscador de talento.

Jorge Pulido Aguilar fue directivo de los Tigres Capitalinos y conoció a Antonio Ramírez Muro cuando ambos, muy jóvenes, trabajaban como abogados en la Procuraduría de la Defensa del Trabajo.

Su hijo, del mismo nombre, recuerda que Antonio Ramírez Muro se fue a trabajar a Estados Unidos. Al regresar, en 1960, lo contrató Alejo Peralta para los Tigres y en 1962 lo propuso como presidente de la LMB.

“A él le tocó la transformación del beisbol y las expansiones importantes en la Liga Mexicana —comenta Jorge Pulido hijo—. Antonio Ramírez Muro modernizó la Liga Mexicana de Beisbol. En la LMB se pueden identificar varias etapas: la época de oro tras el surgimiento en 1925 y la aparición de Jorge Pasquel; luego está la etapa que inicia en 1955 con la llegada del ingeniero Alejo Peralta. En esa segunda etapa el beisbol mexicano creció y Antonio Ramírez Muro fue un artífice importante”.

A su regreso de Estados Unidos, Ramírez Muro fue gerente de los Tigres Capitalinos en 1960, año en donde los felinos obtuvieron el segundo campeonato de su historia con Guillermo ‘Memo’ Garibay como manager, Beto Ávila como gran figura a la ofensiva y el cubano Luis Tiant como estelar de la lomita.

En 1962 Antonio Ramírez Muro fue electo presidente de la Liga Mexicana de Beisbol en sustitución de Eduardo Orvañanos, cargo que desempeñó a lo largo de veinte años.

José Luis Gutiérrez, quien fuera gerente de los Tigres, recuerda los años en los que trabajó de cerca con Antonio Ramírez Muro.

“Yo lo veía diario —asegura José Luis Gutiérrez—. Yo llegué a los Tigres en 1967 y Ramírez Muro ya era el presidente de la Liga. Las oficinas de Tigres en aquel entonces estaban en la Ciudad de México en la calle de Baja California 180 y las oficinas de la LMB estaban en Baja California 177, estábamos enfrente, y yo lo veía todos los días. Conviví mucho con él y para mí es el mejor presidente que ha tenido la Liga en toda su historia”.

“En 1962 —recuerda José Luis Gutiérrez—, cuando llegó Ramírez Muro a la presidencia de la LMB, se creó la Liga Central para el desarrollo de jugadores nuevos. Fue cuando empezaron a surgir los buscadores de talento, con los Tigres estaba Corito Varona y con Diablos Rojos ‘La Chita’ García. El creador de la Liga Central, junto con los directivos de aquella época, fue Antonio Ramírez Muro. De ahí salieron estrellas como Héctor Espino”.

La Liga Central fue la principal sucursal de los equipos de la LMB y de ahí salieron peloteros que incluso llegaron a Grandes Ligas como Aurelio Rodríguez, quien estuvo con Fresnillo, pasó a los Charros de Jalisco y de ahí vendieron su contrato a los Angelinos de California.

José Luis Gutiérrez ocupó diversos puestos al interior de los Tigres Capitalinos entre 1967 y 1985, entre los que se encuentran casi dos décadas de trabajar muy de cerca con el ingeniero Alejo Peralta.

“La relación de Antonio Ramírez Muro con Alejo Peralta fue siempre de mucho respeto —comenta José Luis Gutiérrez—. Cualquier decisión que se tomaba desde las oficinas de la LMB, y que afectara a Tigres, las aceptaba Alejo Peralta, quizá en ocasiones a regañadientes, pero la relación entre ambos fue siempre de respeto mutuo porque los dos compartían algo en común: fomentar el desarrollo del beisbol mexicano.”

Con Antonio Ramírez Muro como presidente, la Liga Mexicana de Beisbol gozó de estabilidad. Durante cuatro años consecutivos, entre 1970 y 1973, hubo expansiones de dos equipos nuevos por temporada.

“Se dio la oportunidad en la época del licenciado Antonio Ramírez Muro de la expansión —comenta Plinio Escalante—. Él supo identificar los momentos adecuados y las plazas adecuadas para lograr esa expansión. Tuvo el tino para elegir bien de entre todas las plazas que solicitaron su ingreso, yo digo que él sí merece ser nombrado como el ‘presidente de la expansión’.”

Ramírez Muro comentó en diversas ocasiones, estando rodeado de reporteros y en charlas informales, que su afán era ver cubierta la geografía beisbolera con equipos en toda la República Mexicana.

En 1970 se integraron a la LMB los Saraperos de Saltillo y los Algodoneros de Unión Laguna, en 1971 los Piratas de Sabinas y los Estibadores de Tampico, en 1972 llegaron los Cafeteros de Córdoba y los Pericos de Puebla y en 1973 los Dorados de Chihuahua y los Indios de Ciudad Juárez.

“Todo partía de la forma de ser del licenciado Ramírez Muro —asegura Plinio Escalante—. Era un hombre extraordinariamente honesto, con profundos valores morales y muy congruente; esa forma de ser la aplicaba en el desarrollo de su trabajo como presidente de la Liga Mexicana de Beisbol. Tenía una gran capacidad organizativa, no tenía miedo de tomar decisiones, las tomaba siempre de acuerdo con sus criterios y buscando siempre el bienestar del beisbol mexicano, no el particular de un equipo”.

Plinio Escalante fue presidente de la LMB entre 2007 y 2017. Al llegar a la presidencia, Escalante asegura que los consejos que recibió de Antonio Ramírez Muro fueron clave durante su mandato.

“Era un hombre que sabía escuchar y que sabía aconsejar —asegura Plinio Escalante—. Siempre fue un hombre fácil de palabra y dispuesto a la ayuda. Recién que tomé la presidencia de la LMB, en 2007, pedí una reunión con él. Platicamos durante más de tres horas y sus palabras fueron de mucha utilidad para mí. Los consejos que él me dio, derivados de su enorme experiencia como presidente, fueron muy valiosos. Lo más justo es recordar a Antonio Ramírez Muro como el hombre que le dio solidez al beisbol mexicano, a través de una estructura jurídica muy importante y unos estatutos muy sólidos”.

Durante la presidencia de Antonio Ramírez Muro el beisbol mexicano empezó a tener una relación formal de trabajo con las Ligas Menores de Estados Unidos.

“Fue el constructor de lo que hoy es la Liga Mexicana de Beisbol —asegura José Antonio Mansur, actual presidente del consejo de administración de los Tecolotes de los Dos Laredos—. A él se le debe el gran éxito que tuvo el beisbol mexicano en los años 70.

Ramírez Muro, quien fue el decimoquinto presidente en la historia de la LMB, le dio vida a la Asociación de Ligas de Beisbol de la República Mexicana, organizando anualmente convenciones nacionales. Además, apoyó la publicación del libro «Quién es Quién» y editó anualmente las Reglas de Beisbol.

“Pese a que durante su mandato como presidente de la LMB el beisbol se expandió hacia muchas plazas nuevas —comenta José Antonio Mansur—, cuando llegaron los Cafeteros de Córdoba nos puso muchas trabas. Él quería que la liga creciera, pero que a la vez el circuito estuviera bien cimentada y que no bajara el nivel de juego. El éxito que tenía la liga en esa época, forzaba a que hubiera más equipos y él tuvo la capacidad para integrarlos”.

Ramírez Muro dejó la presidencia de la LMB después de la huelga de peloteros de 1980. Fue sustituido en 1982 por la tercia integrada por Beto Ávila, Pedro Treto Cisneros y Roberto Mansur Galán.

“El principal legado de Antonio Ramírez Muro —comenta Enrique Kerlegand, periodista miembro del Salón de la Fama desde 2003— es haber tenido una trayectoria muy pulcra como presidente de la liga. Era una gran persona, noble y muy sencillo. Sabía capotear las tormentas y después era muy hábil para regresar todo a la normalidad. En aquel tiempo tuvo que lidiar con figuras muy importantes como Ángel Vázquez y Alejo Peralta”.

Después de su periodo como presidente de la LMB no volvió a ocupar ningún puesto dentro del beisbol. Vivió de sus rentas en la Ciudad de México y visitaba con regularidad a sus hijos en San Antonio, Texas.

Fue entronizado al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano en 1987, junto a los peloteros Jesse Flores, Manuel ‘Moro’ Chávez, Guillermo ‘Memo’ Luna, el directivo Juan Manuel Ley y el cronista Raúl Mendoza.

El licenciado Antonio Ramírez Muro falleció la madrugada del domingo 3 de enero de 2021 en la Ciudad de México a la edad de noventa y tres años. Le sobreviven su esposa Yolanda León, su compañera de toda la vida, y sus tres hijos: Antonio, Ricardo y Patricia.